jueves, 10 de julio de 2008

Redes y educación: Tendencias en educación flexible y a distancia


Reflexionar sobre las posibilidades que las redes ofrecen en el ámbito educativo, o lo que es lo mismo, sobre el papel que éstas van a jugar en la configuración de los nuevos espacios educativos que surgen al socaire de la evolución de la tecnología y de la sociedad, no puede hacerse sin atender a aquellos grandes temas que están marcando el final del s:XX, sin pensar sobre lo que se entiende -se entenderá- por ser una persona educada, o sin calibrar la relación que los sistemas educativos están desarrollando en eso que se ha dado el llamar ciberespacio.
Uno de los primeros aspectos que conviene destacar, al abordar el tema de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) desde la óptica educativa, es la relación existente entre la evolución tecnológica, el desarrollo de las tecnologías de la información en la sociedad y su introducción en los sistemas educativos. Las actuales tecnologías permiten la articulación de procesos sociales a distancia, ya sea en las áreas metropolitanas (tele-trabajo, tele-compra, tele-información, tele-diversión, tele-educación), entre las regiones o entre los continentes, con los cambios en los marcos de referencia que ello supone. En cualquier caso, entendemos que la evolución de estos fenómenos va en la dirección de la globalización que en los diferentes aspectos de la vida se están manifestando.
Las transformaciones históricas en curso (deslocalización de los medios de producción, fragmentación del proceso de trabajo, individualización de las tareas, reconstrucción del proceso productivo mediante redes de comunicación, etc...) no se limitan los ámbitos tecnológico y económico: afectan también a la cultura, a la comunicación y a las instituciones políticas.
Es bien sabido que la comunicación, y por tanto la cultura, en la sociedad de la información está organizada, desde hace ya algún tiempo, en torno al sistema audiovisual. Pero en los últimos años se ha producido un fenómeno de mayor alcance: la creciente digitalización de los mensajes, audiovisuales, impresos, interpersonales, que forman un hipertexto globalizado e interactivo. Ello permite el paso de los actuales medios de comunicación de masas a medios de comunicación individualizados, segmentados, focalizados a audiencias específicas, aunque su producción y control tecnológico siga teniendo características globales (Borja y Castells, 1997).
Despues de los primeros años en que internet estaba en manos de una élite de científicos e intelectuales, el ciberespacio vuelve a estar dominado por grandes empresas de la comunicación audiovisual y del ocio que se erigen en emisores privilegiados, concentrando el control sobre los contenidos y sobre las audiencias (segmentadas, individualizadas,..)
Pero junto esta organización, convive la comunicación horizontal, el intercambio, los emisores-receptores que vienen siguiendo la tradición de lo que a través de redes se ha venido haciendo. En la medida que puedan convivir ambos aspectos, la red tendrá un gran potencial educativo, porque eso permitirá un gran flujo de comunicación institucional, personal, informal.
La imperfección del mundo nos lleva a construir utopías y antiutopías para describir este tipo de situaciones, dependiendo si se hace de una óptica optimista o pesimista. Como no puede ser menos, la intervención educativa siempre se fundamenta en una opción optimista de mejora al menos en el desarrollo personal y, también, social. Y desde esta opción pensamos sobre las redes en la educación, sobre las posibilidades de crecimiento de la intercomunicación, la comunicación horizontal, multidireccional que ha caracterizado a internet.

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